1
(El acantilado)
Caigo sobre violines
Rompiendo el silencio,
Callando la tarde.
Desempolvando misterios de mí,
Visitando la mente por un instante,
Embriagado por el aire puro.
El olvido es la luna,
Quien apolilla sus labios al verte,
Quien a muerte de Dios,
Se apaga…
(Exclamo al tiritar de una guitarra)
¿Cómo tenerte cerca y lejos?
Tenerte sin eternidad ni promesas,
Como una bruma que te acaricia y parte…
Como el solitario verso de una noche,
El licor excitante del cuerpo y momento,
Ese extraño beso para el quizás.
(Lanzo un alarido de dolor y vuelo)
Pero te llevaré sin duda en mi historia,
Cual faro de hermosas posibilidades,
De un mar abierto y nocturno.
(Deshojan versos mis plumas)
Será Otoño entonces quien elimine el dolor,
Néctar de caña, fuego, incendio,
Jugo de uva seca,
El río lagrimal
Fuera de su camino reminiscente,
(Dos arroyos mueren en mis labios)
Pero te será espiga el demonio,
Que por suerte de rencor,
Jamás te dejara olvidarme…
(Mi ánima espera,
Un sólo de adiós)
2
(Al caer entre derivas; suicidio)
Caigo al maldigo de ilusiones,
Sobre las nubes de un gas metálico,
Tras las alturas de un Berilio.
La caída,
Canción de un extremus finalis,
La tinta de mis recuerdos te molesta.
(Las rocas truenan cual bajo telón)
La espuma guarda tu vapor hipnótico,
El amonio de un muerto fraguando paz,
Un brebaje humano,
Estallando contra las rocas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario